Como es costumbre en los meses más templados del año, el Club La Espaílla ofrece sus instalaciones (o sea, la carpa y la playa) y sus embarcaciones para que algunas instituciones, colegios, visitantes extranjeros (o incluso, un simple grupo de amigos o una familia) puedan disfrutar de una agradable jornada de remo en barca de Jábega.
En esta ocasión, los invitados eran un nutrido grupo de padres y profesores de la Escuela Internacional Waldorf-Steiner El Farol de Málaga. La metodología Waldorf, que es el eje pedagógico que se utiliza en El Farol, se enfoca en potenciar las habilidades manuales y artísticas desde una edad muy temprana. Su principal objetivo consiste en estimular las potencialidades de los pequeños con la guía de los adultos, pero en un ambiente no directivo y con una conexión directa con la naturaleza.
Como es habitual en estas actividades de nuestro club, los visitantes (padres y profesores, e incluso algunos de los más jóvenes alumnos de la escuela) participaron y colaboraron en todas las maniobras que implica un típico día de remo tradicional en jábega: subir y bajar las barcas: la limpieza de la misma, el paseo por el mar y, cómo no, “el tercer tiempo” para comentar la experiencia. Precisamente, la metodología Waldorf potencia la colaboración entre padres, alumnos y profesores como una componente fundamental del proceso educativo. En palabras de Encarnación Alcaráz, directora del centro, “en esta escuela remamos todos a una”.
Y también es costumbre que antes de empezar, uno de los remeros haga una breve presentación sobre la barca de jábega, para que los visitantes conozcan bien nuestra historia, nuestras tradiciones y el deporte del remo tradicional. Y por supuesto, para un mejor disfrute de la actividad.
Galería
Y qué mejor que unas bellas imágenes de la experiencia para ilustrar la maravillosa jornada de remo que disfrutamos junto a los chicos y chicas de la Escuela El Farol:
Muchas gracias al Club La Espailla por la oportunidad de vivir esta experiencia.
Para nuestra escuela ha sido estupendo llevarnos la vivencia de lo que realmente hacemos a diario, que es remar todos en la misma dirección, con el mismo objetivo, aunando esfuerzos y a la vez disfrutando del camino.
No se puede pedir más.
Las familias, las maestras y los niños y niñas especialmente, tuvimos un buen modelo para imitar en la generosidad, el esfuerzo y el disfrute de los remeros de La Espailla, a los que siempre estaremos agradecidos.